El programa televisivo Masterchef ha popularizado la pasión por la gastronomía a unos niveles nunca antes vistos. En cada edición, miles de personas se presentan a los castings para poder entrar en un programa líder de audiencia, y unos pocos consiguen salir por la puerta grande, codeándose en cuanto a repercusión o proyección mediática con los chefs triestrellados.

Uno de los rostros más populares de Masterchef es el de Samantha Vallejo – Nágera, jurado del programa. Llegó al mundo de la cocina prácticamente de casualidad, y en su periodo de formación pasó por San Sebastián, en concreto por el Restaurante Arzak. Esta noche se celebra la final de Masterchef Celebrity, y aprovechamos estas dos excusas para charlar un rato con ella, y conocer así tanto las interioridades de este reality gastronómico, como su opinión sobre los pintxos donostiarras.

Samantha, ¿cómo llegaste a Arzak?
Yo de repente descubrí mi pasión por la cocina. Tenía un contacto en Madrid, un amigo mío que tenía un restaurante, que conocía a Juan Mari, y a través suyo le pedí el poder realizar unas prácticas en Arzak. Él solo cogía gente para un año, pero hizo una excepción, y estuve tres meses. Me cuidaron muy bien, trabajé como nunca y aprendí lo que era una cocina profesional, me pareció impresionante. Tengo un recuerdo maravilloso. Fregando platos y limpiando hongos catorce horas al día, pero con una sonrisa, y encantada de la vida.
En la cocina de un restaurante con 3 estrellas Michelin, ¿se aprende algo más que a cocinar?
Aprendes la disciplina del trabajo, la organización, compañerismo… Yo creo que se aprenden muchas cosas.
¿Qué papel crees que juega un programa como Masterchef en el actual boom de la gastronomía?
Creo que es el culpable de muchas cosas: que la gente haya vuelto a cocinar, que la gente pruebe cosas diferentes, que vaya al mercado y no compre lo de siempre… De hecho en el mercado me suelen preguntar qué es lo que vamos a hacer en el próximo programa, ¡porque lo van a vender al día siguiente! Culpables también de que la gente quiera probar un restaurante con estrella Michelin, que haya un niño que quiera celebrar su primera comunión en un restaurante con estrella Michelin porque quiere conocer al chef, que los chefs se hayan convertido en grandes estrellas, en los nuevos jugadores de fútbol… Yo creo que Masterchef es un poco culpable de todo eso, de dar visibilidad a nuestra profesión.
¿Crees que los “fuegos artificiales gastronómicos” pueden eclipsar al buen producto y a los platos tradicionales?
Si están mal hechos, por supuesto. Este es un mundo tan grande, que hay sitio para todo. Los fuegos artificiales tienen su sitio, y la cocina tradicional el suyo. El fuego artificial bien hecho, y por alguien con criterio, es una maravilla, pero también hay mucho desastre por ahí. Y Masterchef también ha hecho mucho daño para eso: la gente que se atreve a hacer cosas que no sabe hacer. Es mucho más fácil meter la pata con los fuegos artificiales que con la cocina tradicional.
En la última edición de Masterchef, se presentaron 25.000 personas a los castings, siendo ya la séptima edición: esto da fe de ese boom de la gastronomía.
Sin duda. Estamos ya con los castings de la octava edición, y la gente está muy ilusionada. La vida está cambiando muy rápido: muchos comercios están cerrando, pero cada vez se abren más restaurantes. La gente se encierra en su casa a trabajar, para hacer las compras, pero el ocio lo está enfocando más a ir a un restaurante a comer y beber, y eso es muy bueno para nosotros. Cada vez la gente va más a restaurantes, le gusta probar cosas diferentes. Ya no hay ciudad por muy pequeña que sea en la que no haya un restaurante japonés, o un indio, o un cocinero iluminado que hace cosas diferentes… Pasan cosas todos los días.
Masterchef tiene su propio restaurante en Madrid, en el que se ofrecen los mejores platos de la historia del concurso. Llama mucho la atención que “León come gamba”, sin duda uno de los platos más famosos, pero que fue totalmente denostado por el jurado, y que supuso la expulsión de su creador, esté incluido en la carta de ese restaurante.
Ese plato es parte de nuestra historia. Fue un pico brutal de proyección del programa, que no se preparó, fue totalmente inesperado. Pero igual que la gente quiere que la torre de Pisa siga torcida, estas son cosas que forman parte de nuestra historia, y la gente lo quiere probar. Es normal. El restaurante surge de la necesidad de acercar a la gente lo que ven en la televisión. La gente lo siente parte de su vida, nos sienten parte de su vida. La gente nos para por la calle y nos da las gracias, porque se divierten con el programa. Son siete años ya en sus casas.
¿Hay concursantes de los que el jurado aprende cosas?
¡Los celebrities, pero con muchísima diferencia! Son los más ruidosos, los más movidos, los más divertidos, los más locos… ¡Ha sido un poco como una clase de doma!
¿Crees que los fogones nos igualan a todos, más allá de clase o condición social?
Por supuesto. Lo que es importante de Masterchef es que saca a la gente de su zona de confort. Te pones un delantal, y te pones a cocinar. Con presión, con competitividad… Pero sobre todo los celebrities, salen de su ámbito natural, y es apasionante ver cómo reaccionan. En muchos casos ha salido la persona que tenían dentro, y hemos conocido realmente cómo son a través del programa. Verles llorar, verles reír, verles dejarse la piel… Eso es maravilloso.
¿Qué te parece la cultura del pintxo?
No es que me guste, ¡es que se me está haciendo la boca agua, y ya quiero que me llevéis a San Sebastián de la mano para probar los 99 pintxos! ¡Esa es la cosa que más me puede divertir! Me apasiona el plan de andar, ir de pintxos, cambiar de sitio… Fíjate lo que te digo: es lo que más me gusta. Es un menú degustación con un paseo de por medio por una gran ciudad como es San Sebastián. La mejor experiencia gastronómica que se puede tener es ir de pintxos.
De alguna manera, los pintxos han tenido presencia en Masterchef, ¿no?
Sí, hemos hecho pruebas con pintxos. A lo mejor deberíamos de hacer una prueba en San Sebastián con pintxos… A ver qué nos depara la próxima edición.
¿Qué te parece el que los chefs con estrella Michelin elijan los mejores pintxos de San Sebastián?
Pues genial, porque la gente necesita orientación. Yo cuando voy a cualquier lugar, me gusta ir con alguien que conozca los sitios. Es una perfecta ayuda, ¡y yo estoy deseando hacerla, estoy deseando probarlos todos!